La Medicina del Lobo y la medicina del Loco I

Me viene la visión de un tipi, en una noche oscura y tranquila, solo se escuchan algunos susurros y algunos cantos. Cantos de esos que salen de dentro, de los que sanan el alma como los aullidos de un lobo hacia la luna llena.

Lobos, animales sagrados, sus dinámicas son dignas de imitación. El ser humano aprende imitando, no importa lo que le digas a un niño, importa lo que haces.

En el tipi yace un hombre herido, parece tener una pierna entablillada cuidadosamente, cada tanto bebe un brebaje hecho con hierbas, envuelto por el humo de inciensos, la tenue luz de las velas, dos o tres personas le acompañan, cantan delicadamente, unas manos le rodean sin tocarlo de pies a cabeza, unas pieles le envuelven, calientan su cuerpo para que sane. Le acompañan, le arropan, le cantan, le transforman la energía que provocó sus heridas en energía sanadora, le dan el poder que su espíritu necesita para repararse al completo, no solo las heridas, no solo los huesos rotos, sino la energía que provocó esas heridas, le ayudan a transmutar, empujan con paciencia y sabiduría la transformación que solo el hombre puede provocar.

Hace escasos 100 años un hombre muy rico, empresario del petróleo, se dio cuenta de que podía usar ese petróleo para crear de manera sintética algunas vitaminas y medicamentos imitando los efectos de las plantas medicinales, también creó el primer plástico a partir de éstos productos petroquímicos en 1907, pero de eso podemos hablar en otro momento.

Las plantas medicinales usadas hasta el momento en todo el mundo, no se podían patentar, así que no se sacaba provecho económico de ellas, las distintas medicinas ancestrales las estudiaban, las probaban y las utilizaban de una manera holistica, tratando a las personas como entidades completas, físicas, mentales, emocionales y espirituales.

Pero volviendo a éste señor, necesitaba una estrategia así que buscó un socio, ésta vez de la industria del acero, éste tenía una fundación y con ella idearon un plan. El plan era vender la nueva medicina a todo Estados Unidos y luego al mundo, centralizar ideas y medicamentos, convenciéndoles de que lo que la humanidad había hecho hasta ahora no era eficiente. Así, éste señor ahora tenía la industria petrolera, la química y la médica, más la metalúrgica de su socio.

A partir de ese momento, se fundaron escuelas y farmacéuticas de la nueva medicina patrocinada por la petroquímica; se demonizó y burló a todo el que ejerciera una medicina diferente a la “moderna”, homeópatas y médicos holísticos fueron encarcelados por sus prácticas.

Así poco a poco se centralizó la medicina y se fueron enriqueciendo unos pocos, mientras la humanidad fue perdiendo sabiduría, conexión y sentido.

Ahora si te rompes una pierna, te hacen una radiografía, te escayolan, probablemente no dejan que nadie te acompañe, te dan una muleta para que sigas caminando aunque te hayas roto la pierna, te dan algunas drogas (sintéticas) para conseguir seguir, aunque el cuerpo te pida parar y, con suerte, te preguntan cómo te has caído.

Un siglo solamente ha hecho falta para que nadie recuerde cómo sanar, para que nadie recuerde… la medicina del lobo, que es la medicina del alma…

En la próxima publicación hablaré de ella, pero recuerda, léela desde tu humanidad más profunda, si has comprado la seudociencia que te vienen vendiendo desde hace un siglo no te llegará esta información y no merece la pena que pierdas el tiempo.

Continuará…

Con Amor

~ Ara

PD: John D. Rockefeller empresario del petróleo. Andrew Carnegie empresario del acero fundador de la Fundación Carnegie. Abraham Flexner mandado de la fundación a acabar con la medicina real y fundar la medicina moderna.

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