La gota

Me bañaba esta mañana y al cerrar el grifo una última gota contundente cayó en el agua de la bañera, creando así una pequeña onda expansiva. Varios círculos que se ampliaban hasta chocar con las paredes de la bañera o con mi cuerpo, ahí la onda se frenaba y el agua volvía a estar calma, casi inmóvil.

Cuando no es una gota bien formada y en su lugar es un chorro, el resultado es más caótico, burbujeante, desarmado.

¿Qué es la gota? ¿Qué es el chorro de agua descontrolado?.

El alma guarda la información dolorosa que puedas haber acumulado para protegerte, para que no enloquezcas. El cuerpo saca ese dolor cuando estás preparado. Sí, cuando estás preparado, nunca antes.

A veces lo saca como una catarata que parece tremendamente aleatoria y descontrolada, creando así un caos sin igual de aguas violentas y burbujeantes, no hay paredes o cuerpos que lo frenen. Es decir, no hay nadie que te pueda ayudar.

Necesitas sumergirte lo más profundo que puedas, más allá del caos, y nadar hasta que puedas salir a flote en aguas más calmas.

En el camino sientes que te ahogas, que te mueres, que ya no tienes oportunidad, te invade la desesperación, buscas a alguien que te tienda la mano, pero nadie llega, nadie puede llegar hasta ti. Solo tú puedes entrar en ti y bajar a tu propia profundidad para salir.

Sentir esa desesperación puede ser aterrador, tratar de buscar calma y quietud, en medio del baile de manotazos de ahogado y agua cegadora, puede parecer imposible.

Pero si estás ahí es porque estás preparado para dar ese salto hacia tu propia sanación, sino no estarías en esa situación.

Claro que siempre puedes sujetarte a un palo y esperar a que alguien te saque de allí, pero saldrás sintiéndote una pobre víctima de las circunstancias.

Si, en cambio, consigues relajarte, rendirte, parar de moverte y bajar…verás las maravillas del mundo subacuático, de tu mundo subterráneo. Allí cada minuto es eterno, cada abrir y cerrar de ojos dura años. Allí está el por qué; el dolor que tu alma guardó y que tu estás preparado para sacar y sanar de una vez por todas.

En este mundo de conexiones desconectadas puede que te cueste un par de intentos, puede que acabes abrazando un tronco de tanto en tanto, pero un día te cansarás de ser la víctima y lo soltarás.

Cuando sueltes el tronco, bajes, veas, nades, salgas, inspires… notarás que la catarata caótica y violenta se ha convertido en una gota perfectamente organizada, contundente sí, pero redonda, liviana y absolutamente perfecta.

La gota cae en las aguas de tu consciencia creando una onda expansiva circular y ordenada que lo cambia todo, o al menos tiene las propiedades para hacerlo, puedes dejar que se expanda o frenarla con tu propio cuerpo. Si la dejas expandirse no tendrá límites, no tendrás límites.

Así desaprendemos, así comprendemos nuestra propia profundidad.

Y la próxima vez que te pasa confías en que la catarata es una gota en realidad, solo la tienes que organizar, desarmar, ver y concentrar.

Si el mensaje de que confíes, te prepares y dejes a la víctima, no es escuchado, y te acostumbras a sujetarte al palo; un día irremediablemente te ahogarás.

Muchos se ahogan, el miedo puede más, no los culpas, sabes que quizás un día tú tampoco puedas más…

Pero, si escoges la confianza… el juego, queridos valientes lectores, el juego cambia.

Con Amor

~ Ara

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