El último rebelde
Una sociedad sin adolescentes con mentes críticas, intensas e inmortales, es una sociedad muerta.
Yo ya no me creo inmortal, pero veo la muerte como parte del viaje, sigo siendo el abogado del diablo en todas las situaciones, si obedezco sin chistar me quemo por dentro, si me escondo para no volverme loca me congelo, literalmente, en un eterno invierno interior.
He creado vida en mis entrañas y les he enseñado a usar la espada y la palabra a medida que yo misma iba aprendiendo a usarlas; no te fíes ni de tu propia sombra, a veces la sed de pertenencia te envuelve y te engaña, te hace creer que la mayoría tiene razón.
La mayoría… el engaño de las últimas décadas, a la mayoría se le dice qué pensar para que dejen de pensar y ya le funciona mejor así, porque a las mayorías les gusta la idea de la comodidad y temen a la idea de sufrir incomodidad. Solo en abstracto, solo hace falta meterles “la idea” para que sigan órdenes.
Cada vez que un adolescente baja la cabeza, perdemos un guerrero de la vida.
Cada vez que te conformas con una existencia mediocre y triste, pierdes tu vida.
La sociedad enferma busca mayorías aleladas, pero los humanos funcionan en manadas, tribus; eso nos fortalece, porque son sitios dónde cada uno cumple un papel, no son una masa sin forma, son un ramo de flores diferentes, cada una aportando su propia belleza y su propia fealdad.
No me creas, no les creas, no te creas… “Desaparece, libra una batalla contra el espejo y no vuelvas hasta que no hayas ganado”.
Si no te conoces a ti mismo, si pierdes tu batalla, eres una marioneta, estás muerto.
¿Dónde está tu adolescente intenso, crítico e inmortal?
Recupéralo, madúralo y sácalo a la batalla. Aprende a buscar en una mirada un alma afín, crea tu tribu. Haz tus normas, no pidas nada, enciende tu fuego y no dejes que se apague. Responsabilízate.
Tantas veces he oído a otras madres decirles a sus hijos que se conformen, que la vida es así, que acepten la situación.
Yo sin embargo, les doy mi espada y mi palabra, porque los cambios no surgen solos, al mundo lo cambian los guerreros de la luz, mientras la mayoría se queja de sentirse cegada.
-¡Apáguelos!- gritan los títeres.
Quizás estás leyendo y aún estás cegado, mantén los ojos abiertos, pestañea, te acostumbrarás a la luz; pasarás por zonas oscuras, pero también podrás ver en la oscuridad si te das el tiempo para ello.
Confía.
Despierta.
Desaprende.
Habla.
Camina.
Agradece a todas las almas rebeldes, de ellos depende la libertad.
Con amor
~ Ara