Del dolor al amor

Hecha un ovillo, balanceado el cuerpo de manera rítmica, con lágrimas cayendo incesantemente, incansablemente; me voy, me voy hasta que pueda ver. No soy mi cuerpo, mi cuerpo es solo mi envoltorio, lo dejo aquí en el balanceo y me voy, cuando lo comprenda vuelvo y hablamos…

Cuando vuelvo el dolor desaparece dejando su estela, su aura, para que no olvide, para que sienta el cambio, la evolución, el salto cuántico; para que lo haga efectivo. Si no lo hago, volverá.

Es la química, al servicio de la energía.

¿Qué te ha dado a ti el dolor?.

Porque a mí me ha llevado a los más increíbles viajes que podría haber hecho.

Es imposible separar el dolor físico de los demás procesos; mentales, emocionales y espirituales, pero solo me centraré en el que aparentemente comienza como un dolor físico, y digo aparentemente porque en general es un mecanismo que da muchas señales anteriores, pero, o bien no somos capaces de frenarlo, o bien, no notamos los avisos previos al dolor.

Porque el dolor es evidencia. Es decir, hace evidente un proceso que se está viviendo desde mucho antes de que se manifieste. Muchas veces lo necesitamos porque no supimos captar las señales anteriores, con lo cual deberíamos agradecerlo, acogerlo, cuidarlo y liberarlo.

El dolor no es sufrimiento, el sufrimiento relacionado con el dolor es opcional; el dolor se traspasa, se salta. Es, digamos, un portal.

Un portal de apertura hacia algunos despertares. A veces no lo necesitamos, porque captamos otras señales y nos “adelantamos”, lo pongo entre comillas porque en realidad nunca te adelantas a nada, todo sucede en el tiempo que tiene que suceder, pero a veces hemos aprendido ciertos procesos y dejamos de necesitar mensajes tan físicos y evidentes.

Pero si estamos viviendo en esta época y en esta forma, es porque aún queda camino por recorrer.

Aunque te parezca imposible, no tienes más dolor del que puedas soportar. Esto es complicado de comprender en estos tiempos de pastillas mágicas y tiritas por aquí y por allí, ocultadores de la evidencia que hacen que saltemos de un dolor a otro sin procesar demasiado nada, sin poner consciencia nunca.

Hay dolor del que escapas y dolor del que no. El dolor que te deja descansar cuando, por ejemplo, cambias de posición, es un dolor que te deja respirar, es un aviso calmado y paciente. El dolor que es continuo e inexorable, es un grito de auxilio, un llamado urgente a un viaje que no estás queriendo hacer, que tu razón, tu ego, no está queriendo, pero tu alma está desesperada por realizar.

El dolor es información, si no la recibes y solo la ocultas, saldrá por otro lado hasta que prestes atención. Al final nunca escapas de manera permanente.

El dolor es un viaje, puedes hacerte adicto a él, puedes habituarte a él o puedes liberarte de él. Es un viaje que parece el peor de tu vida, pero que con tiempo, consciencia y coherencia comprenderás que era un viaje ineludible.

Tanto si piensas que es hereditario, o que has tenido un accidente, o que alguien te ha hecho daño, o que tienes una enfermedad. Siempre es un viaje que tu has venido a hacer y tu creencia ,de cómo sucede o por qué, también te da una información muy valiosa.

Por ejemplo: si piensas que es hereditario, probablemente sea algo que debas sanar en tu linaje familiar y que cada una de las personas que lo padeció tuvo la oportunidad, porque tenía la capacidad de sanarlo y por alguna razón no lo hizo, pasando así de generación en generación esperando a un alma valiente que se atreva a hacer el viaje y a completarlo.

Si crees que es por un accidente, habrá que valorar la falta de presencia en el momento del accidente, la necesidad de ser cuidado o de dejarse ir, viendo el mundo desde una perspectiva que no se había sido capaz de ver con anterioridad.

Si alguien te hace daño habría que empezar por la visión que se tiene del mundo que nos rodea. Si tienes una enfermedad ponemos la atención hacia el interior en relación con el exterior.

No me voy a extender en las especificaciones de cada una de las visiones, sería absolutamente imposible, no escribo esto con esa finalidad.

La finalidad de abrir una pestaña al dolor es decirte que lo vivas, que lo sientas, que lo saltes, que lo respires, que lo escuches, que lo relaciones, que no huyas, que seas valiente.

La apertura que te da saltar el dolor, es un salto cuántico hacia un ser que se supera a sí mismo. Pero ojo, no te quedes enganchado en él, cuando lo comprendes ya no lo necesitas, si lo necesitas es porque aún no has bajado toda la información que tiene para ti.

No eres una víctima del dolor, eres un liberador del dolor.

Agradece, pon consciencia y suelta…

Con Amor

~ Ara

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