Y el pelo, ¿para qué?

El cabello ha sido una fuente constante de curiosidad en mi vida. Al principio, cuando era pequeña, mi madre cometía el “sacrilegio” de peinar mis rizos y dejarme el cabello ondulado, fino y electrizado. ¿Su excusa?. Tengo tres hermanos pequeños que en aquel momento reclamaban su tiempo, así que había que ir rápido y los rizos son muchas cosas, pero no son “rápidos”.

Mis guerras iban desde los tirones al peinarme, hasta el ruego de poder dejarme el pelo largo; para ella era más fácil que todos fuésemos con el pelo corto y nos convencía de lo bien que nos quedaba.

Pero esto no es una crítica a mi querida madre, en absoluto, cuando me tuve que ocupar yo del pelo de mis hijos la comprendí perfectamente.

A los 13 años descubrí la textura real de mi pelo por ver una publicidad en donde aparecía una actriz con el pelo rizado. Admiré lo bonito que era y mi madre me reveló la verdad. Verdad que no creí hasta que no me mojé el cabello y lo dejé secar alejando el cepillo de mi.

A partir de allí, me dejé crecer el pelo infinitamente, para descubrir que el cabello de la cabeza tiene un límite de largo que es diferente en cada persona; llega un momento en que no crece más, igual que pasa con las cejas o las pestañas.

Al cumplir 18 un episodio traumático hizo que el pelo comenzara a molestarme energéticamente hablando, se estropeaba, no conseguía cuidarlo bien y me lo fui cortando progresivamente, incluso hasta cortarlo muy corto en diferentes ocasiones. Mi intención de dejarlo crecer duraba poco, y mis intentos de dominar mis rizos eran inútiles, acabando siempre en la peluquería.

Al nacer mi hijo, los productos tóxicos para el cuidado personal fueron desapareciendo de mi baño, pero mi hijo siempre decía que le molestaba el pelo e iba rapado, a pesar de mis propuestas de dejárselo crecer, aunque sea para ver cómo era!.

Luego nació mi hija y volví a hacer el intento de dejarme crecer el pelo, ya de mejor calidad gracias a los productos naturales y a la alimentación, era igualmente incapaz de soportarlo.

Tiempo después, mi hijo con unos 12 años me preguntó si podía dejarse el pelo largo y mi hija con 3 me dijo que no quería cortarse más el pelo. Accedí a ambas peticiones, porque había descubierto algo y tenía que ponerlo en práctica:

El pelo es parte del sistema nervioso, funciona como unos tentáculos o antenas, atrayendo y emitiendo información, parecido a cómo lo hacen los bigotes de los gatos.

En los años 70, durante la guerra de Vietnam, a falta de soldados, los militares estadounidenses reclutaron Indios americanos. Les hacían algunas pruebas de campo, donde salían altamente cualificados para el combate. Luego, al admitirlos, les rapaban la cabeza y sus habilidades disminuían notoriamente. Los jefes de la milicia consultaron a los Chamanes de las tribus y éstos les revelaron el secreto: El cabello es un órgano sensorial, un centinela inmunológico.

A partir de ese momento, aunque sea por una muy mala razón (la guerra nunca es una buena razón para nada), dejaron que los Indios americanos mantuvieran su pelo largo.

Algunas de las pruebas consistían en realizar ataques durante la noche, con pelo eran capaces de sentir el peligro antes de que llegara y sin él seguían durmiendo plácidamente mientras se les apuntaba con un arma en la cabeza.

Espero que ninguno de nosotros tengamos la necesidad de despertarnos frente al peligro!. Pero lo cierto es que de alguna manera, nos devuelve un poder que desaparece cuando lo cortamos, entumeciendo los sentidos hacia la inconsciencia ambiental.

A veces, un trauma o una extrema sensibilidad, hace que no seas capaz de gestionar toda esa información y necesitamos cortarlo; otras veces necesitamos que esté largo para estar alertas, emocionalmente y sensitivamente.

A los niños les cortamos el pelo de manera sistemática por comodidad, pero dejárselo crecer podría hacer que desarrollen todas sus habilidades energéticas de manera progresiva para poder tenerlas y gestionarlas correctamente en la etapa adulta.

Mis hijos ahora tienen 17 y 8 años, apenas se cortan unos milímetros por año (sí, milímetros, no centímetros) y encuentro que su manejo de la energía propia y ajena es infinitamente superior ahora que antes.

En cuanto a mi, he conseguido “divorciarme” de mi peluquera hace menos de dos años, antes tuve que aprender varias cosas acerca de la hipersensibilidad para poder darle rienda suelta a mis rizos.

¿Y qué pasa con la calvicie?. Si se trata de una calvicie masculina debida a la edad, las hormonas o la genética; el pelo de la cara y del cuerpo también sirve a los mismos fines!. Si se trata de enfermedades que provocan calvicie, entonces habría que ocuparse del origen de dicha enfermedad.

En otro artículo más adelante, hablaré de la batalla perdida de luchar contra la naturaleza de tu pelo.

Mientras tanto, usad productos naturales, sin químicos, en lo posible artesanales, agua de calidad, cepillos de materiales naturales, aceites de primera presión en frio, no teñirlo o hacerlo con plantas, cortarlo poco y lo necesario, pero nunca sin pedirle permiso antes.

Con Amor

~ Ara

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