Ir a la Escuela para dejar de Ser

En unos días comienzan las clases en España, cada año esto me lleva a una reflexión.

Los padres felices de sacarse de encima a los niños, los niños medicados para quedarse quietos, el sistema de premios y castigos, la falta de empatía hacia los niños, el hecho de que se les considere números, los programas de educación inútiles y obsoletos, la falta de imaginación o de crítica, y el castigo hacia la imaginación y la crítica, etc.

Aunque éste año se agregan niños con la cara tapada, sin identidad alguna, con órdenes estúpidas, estrictas y absolutamente inhumanas de distancia e higiene. Y hasta en algunos sitios el requerimiento de poner un medicamento experimental potencialmente peligroso para la salud a corto, mediano y largo plazo.

Pero no voy a centrarme en todas esas barbaridades y voy a ir más allá.

Mi hijo mayor cumple 18 años dentro de un mes, ha ido a innumerables colegios, aunque según sus propias palabras, el año de “home schooling” (escuela en casa) fue el que le cambió la vida, el que le recordó quién era y qué era lo que quería hacer en la vida.

Siempre digo que su escolarización fue un trabajo monumental para mi, volvía a casa apático, desanimado, enfadado, frustrado, sintiéndose mal consigo mismo; así que yo hacía lo que llamé “after schooling” (después de la escuela) que significa que trataba de deshacer el desastre y crear algo distinto, explicar todo de manera diferente, interesante, darle poder a él para ser él mismo, creatividad, imaginación, discusión, análisis, etc.

Así logré que el sistema educativo no se lo comiera, ahora sabe quién es, sabe lo que quiere, sabe cómo lo quiere y sabe qué hacer para conseguirlo.

Sus compañeros, en su mayoría NO.

En su mayoría son adolescentes que no se plantean nada distinto a lo que les dicen, que no saben quiénes son, que no saben qué hacer, que siguen órdenes y piden o pedirán trabajo como quien pide limosna, nadie parece tener nada que ofrecer, ni ningún interés para aprender algo que pueda dar o servir a la sociedad.

La escuela los ha instruido, igual que el siglo XVIII con el modelo Prusiano, para trabajar en fábricas, ahora empresas, y seguir órdenes. No han trabajado su parte analítica la que nos hace dudar, entender, desglosar; ni han trabajado la parte creativa, la imaginación, la resiliencia, la resolución de problemas, etc.

Solo han seguido el plan de obedecer porque sino eran castigados. Porque sino no serían nada en la vida.

Pero al acabar el colegio, no son nada en la vida.

¿Suena duro?. ¿Lo digo de nuevo?.

Cuando terminamos el colegio NO SOMOS NADA, no sabemos NADA, no entendemos NADA, no recordamos quiénes somos, qué nos inspira, qué nos mantiene íntegros, honestos, empáticos, creativos, NADA.

Solo sabemos pedir limosna y seguir órdenes.

No somos libres. No SOMOS.

Este sistema está roto y hay que salir de él YA. Por el bien de la humanidad tenemos que crear otra realidad.

Cuando yo fui al colegio el sistema era igual de ridículo que ahora, pero un día llevé una pequeña revista a la escuela, la maestra la encontró, me la sacó y me la rompió por la mitad delante de toda la clase. Al salir la recogí de la basura y la pegué con celo. Gracias a esa maestra le perdí todo el respeto a cualquier figura de autoridad, si había una regla ahí estaba yo para romperla, una y otra vez. Esa rebeldía me salvó la vida, salvó mi Alma!!!

Pero no fui consciente de ello hasta que vi cómo casi le arrancan el Alma a mi hijo, incluso hoy, 18 años después, a veces pago por mi inocente inconsciencia.

Mi hija ya no participa del juego.

Quizás aún no lo veas tan claro como lo veo yo.

Pero al menos, permítete pensarlo.

¿Estás manteniendo humano y auténtico a tu hijo?.

Con Amor

~ Ara

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